2 de junio de 2014

Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda


El lector ha salido de la biblioteca, se ha quitado las gafas, no presume de títulos ni se entierra entre volúmenes.

Antonio José Bolívar Proaño es EL LECTOR, aunque no conoce a Julien Sorel ni a don Quijote ni a Tolstoi ni a Kafka, porque no salen en las novelas de amor malas que él lee. 

El personaje de Sepúlveda nos recuerda el poder de la lectura, pero también el rito, la mirada sobre el libro como objeto, y sobre todo, nos emociona y nos inquieta ante una estampa: la de la verdadera construcción de la imaginación

Antonio José Bolívar Proaño nunca ha visto una ciudad europea ni nada parecido, ni ha amado ni por supuesto ha besado ardorosamente, pero es el mejor lector que Venecia y sus idilios en góndola hubieran podido siquiera alcanzar a desear.  


1 comentario:

  1. Inteligente y muy original el enfoque de este comentario que atrapa, además, lo esencial del personaje de Sepúlveda.

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