15 de junio de 2014

Augusto Monterroso: Obras completas (y otros cuentos)




Monterroso es genial, y no espera a que abramos el libro; con el título ya nos ha ganado. Sabemos que lo suyo son las palabras: escogerlas, retorcerlas, exprimirlas, juntarlas y crear con ellas el cuento más corto y más comentado de la historia de los cuentos.
Pero no debemos conformarnos con el dinosaurio, hay mucho Monterroso desternillante y derrochando ironía en textos como “Mister Taylor”, “Sinfonía concluida” o “Primera dama”.
Es pura genialidad “El eclipse”, breve pero con un final perfecto. También de antología “Leopoldo (sus trabajos)”, un cuento parodiando a un escritor de cuentos.
Escribir sobre Monterroso es inútil y osado. Ahí están sus textos. Aunque solo sean las siete malditas palabras. Ahí está todo (y nada)*. 


*El sopor del mundo, la capacidad de sorpresa, los ojos del alma…, o simplemente, un dinosaurio que no se ha movido. 


Augusto Monterroso
Obras completas (y otros cuentos)
Barcelona, Anagrama, 1998

 

2 de junio de 2014

Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda


El lector ha salido de la biblioteca, se ha quitado las gafas, no presume de títulos ni se entierra entre volúmenes.

Antonio José Bolívar Proaño es EL LECTOR, aunque no conoce a Julien Sorel ni a don Quijote ni a Tolstoi ni a Kafka, porque no salen en las novelas de amor malas que él lee. 

El personaje de Sepúlveda nos recuerda el poder de la lectura, pero también el rito, la mirada sobre el libro como objeto, y sobre todo, nos emociona y nos inquieta ante una estampa: la de la verdadera construcción de la imaginación

Antonio José Bolívar Proaño nunca ha visto una ciudad europea ni nada parecido, ni ha amado ni por supuesto ha besado ardorosamente, pero es el mejor lector que Venecia y sus idilios en góndola hubieran podido siquiera alcanzar a desear.