"Fíjate que nunca he podido acabar una novela rusa. Son tan trabajosas…
Aparecen millares de tipos y al final resulta que no son más que cuatro o
cinco. Pero claro, cuando te empiezas a orientar con un señor que se llama
Alexandre, luego resulta que se llama Sacha y luego Sachka y luego Sachenka, y
de pronto algo grandioso como Alexandre Alexandrovitch Bunine y más tarde es
simplemente Alexandre Alexandrovitch. Apenas te has orientado, ya te despistan
nuevamente. Es cosa de no acabar: cada personaje parece una familia. No me vas
a decir que no es agotador".
Ernesto Sábato
El túnel
1948
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