9 de marzo de 2015

María Luisa Bombal: La última niebla, La amortajada

Comparto la idea de Elena respecto a lo decimonónico de su autora, pero creo que cada autor es fruto de sus circunstancias y de la situación histórica en la que vivió. Y, así Luisa Bombal nació recién finalizado el siglo. Pero el pensamiento, las filosofías y los movimientos artísticos desarrollados durante esos años no finalizan bruscamente con el término de un año, década o siglo, sino que su ruptura se dispersa lentamente con el devenir de nuevos años y nuevas generaciones.
Luisa Bombal, tal vez heredera, aún, de ese romanticismo ya lánguido todavía sigue inmersa en ese modo de vida tan trascendental, en ese gusto por la muerte tan característico de los artistas del Romanticismo, en el que descubrían belleza, en ese aflorar tan intenso de los sentimientos a través de los que manifestaban el arte y gobernaban todas las acciones. Uno de ellos, la admiración por la naturaleza y por asirse a la Madre Tierra con entrenzadas raíces como el pelo de la mujer.  Un ensimismamiento  romántico que se prolonga más allá de la pintura de la época y cuyas reminiscencias Bombal manifiesta con un lenguaje rico, casi florido, que deleitan la lectura y amenizan lo que de otro modo podría llegar a ser tedioso por el lirismo del que habla Elena. 


Aunque tardía en la forma de manifestar su creatividad, no por ello me desmerece interés.

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